Durante una conferencia de prensa el pasado viernes, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, desató críticas al referirse al desbordamiento del río Cazones como un suceso que “se desbordó ligeramente”. Su comentario fue interpretado por amplios sectores de la población como una minimización del desastre, que ha dejado hasta el momento 29 personas muertas, 18 desaparecidas y afectaciones en 40 municipios del estado.
Las intensas lluvias registradas en los últimos días provocaron inundaciones en zonas como Poza Rica, Coatzintla y Gutiérrez Zamora. En redes sociales y medios locales circularon imágenes de calles anegadas, vehículos arrastrados por la corriente y viviendas cubiertas por el agua. Habitantes de la región describen el fenómeno como la peor inundación desde 1999.

Una respuesta que provocó molestia ciudadana
El comentario de la mandataria contrastó con los reportes de emergencia difundidos por Protección Civil y medios locales. Aunque Nahle había publicado horas antes en redes sociales que “la población está bien”, las cifras oficiales mostraban una situación crítica en varios municipios.
Esta no es la primera vez que la gobernadora se ve envuelta en la controversia por la forma en que aborda temas delicados. En julio pasado, al hablar sobre el caso de una maestra secuestrada y asesinada, sus declaraciones también generaron rechazo entre la opinión pública.

Las lluvias en distintas partes del país han provocado hasta ahora 64 fallecimientos y 65 personas desaparecidas, de acuerdo con datos de la Coordinación Nacional de Protección Civil. Veracruz concentra gran parte de ese saldo, mientras las autoridades continúan las labores de rescate y atención a damnificados.
A pesar del tono de las declaraciones, la situación en Veracruz sigue siendo crítica, con comunidades que aún esperan apoyo y una reconstrucción que tomará tiempo.