Alan Andreu, ahora conocido como Alure, cambió los balones por las tornamesas cuando una lesión truncó su carrera en el Atlas. El 18 de julio de 2025, este mexicano se presentó en Tomorrowland, el festival de música electrónica más importante del mundo, marcando el culmen de una transformación que comenzó con un desgarre de 13 centímetros. Su historia muestra cómo el fracaso en un sueño puede abrir puertas a nuevas pasiones.
El DJ recuerda con claridad el momento que lo alejó del fútbol: un simple pase durante un entrenamiento con el equipo de Segunda División del Atlas. «Sentí como me explotó el músculo», relata. Tras múltiples recaídas y una difícil rehabilitación, el club decidió no renovar su contrato, dejándolo en un vacío existencial que finalmente lo llevó a descubrir su verdadera vocación.

Del desgarre a la reinvención
La transición no fue fácil para Andreu, quien desde que aprendió a caminar soñaba con ser futbolista profesional.
«Hay videos donde mi papá me sostiene y ya pateaba un balón», confiesa.
Cuando el Atlas le comunicó que no continuaría con él, durante una pretemporada en Ciudad de México, experimentó uno de los momentos más duros de su vida.
El apoyo familiar fue crucial en su proceso de reinvención. Con el respaldo de sus padres, estudió producción musical y descubrió que su pasión por la música electrónica, que cultivaba desde los 13 años, podía convertirse en una carrera.
«Tomé clases de guitarra y batería, pero fue con la música electrónica donde encontré mi verdadera voz», explica el artista.

El sueño de Tomorrowland hecho realidad
Su presentación en Tomorrowland 2025 casi se ve afectada por el incendio del Mainstage días antes del festival. «Volé a Bélgica sin saber si tocaría», recuerda Alure. Cuando finalmente subió al escenario, la energía del público y la magnitud del momento lo sobrecogieron. «Fue una celebración aún más especial por toda la incertidumbre previa», afirma.
Hoy, Alure mira atrás sin arrepentimientos. Aunque extraña el fútbol, reconoce que su lesión lo llevó por un camino que nunca imaginó. «A veces la vida te quita algo para darte algo mejor», reflexiona. Con su música, sigue conectando con multitudes, aunque ahora desde una cabina en lugar de una cancha.